Hola a todos,
hace unos años, unos cuantos, Juan apareció por el Único con un pequeño folleto. ¿Sabéis?, dijo, en 2017 se celebra el Año Jubilar Lebaniego. Javi y yo nos miramos desconcertados. ¿A qué viene éste hombre con eso del lebaniego?. Ya habíamos hecho un Camino a Santiago, pero eso de ir a Liébana a visitar la Lignum Crucis nos sonaba un poco como a desmano.
Inmediatamente, como podéis suponer, me puse a buscar información sobre el tema. Y sí, era un evento de gran trascendencia en uno de los 5 lugares santos a los que la cristiandad peregrina desde hace siglos: Jerusalém, Roma, Santiago de Compostela, Caravaca de la Cruz (muy recientemente) y... Santo Toribio de Liébana, en la Cantabria profunda, en los Picos de Europa y la ladito de Potes.
Así que, unos años después, aquí estamos. Con la bici preparada y la mochila dispuesta. Iniciaremos la peregrinación desde Leioa. Las dos primeras etapas por el Camino del Norte, siguiendo la ruta jacobea. Y, desde San Vicente de la Barquera, otras dos etapas ya por el Camino Lebaniego, como unos Crucenos más ("crucenos": los que van a visitar la lignum crucis de Liébana).
Pero el grupo está mermado. Uno de los Trigrinos, Javi, se rompió hace ya 1 año el fémur en una arriesgada y peligrosa maniobra de inicio de un ascenso a la cuesta de Fidel, preparando la Larra-Larrau de 2016. Desde entonces pena entre hospitales y fisioterapeutas para conseguir, al menos, andar sin dificultad.
Aún así, nos va a acompañar unos kilómetros andando por las veredas cercanas a Potes. ¡Suerte para él y suerte también para nosotros!.
La suerte está echada. Vamos a por otro reto.
Hola a todos,
ResponderEliminar¡Gesta concluida!
No sin gran esfuerzo, ya que el recorrido aunque corto es de gran dificultad pero de incomparable belleza.
Iñaki ya se encargará de ilustrarnos con fotos y hasta videos de parte de la ruta, así como doctos comentarios no exentos de "retranca" --ya sabeis cómo es el muchacho-- pero en mi opinión y por lo poco que pude acompañarles, el camino que nos recomendaron no es apto para peregrinos en bici, sólo para ir caminando.
Aun así, pude disfrutar de su compañía y del paisaje que nos rodeaba haciéndome olvidar por un momento ese dolor que me acompaña en todo momento y que como gota malaya no me deja vivir en paz.
¡Mereció la pena, amigos!
¡Gracias!
¡De verdad!
¡Se os quiere!
Javi